Tras seis años y más de 100 viajes con vosotr@s a las Islas Lofoten, este último ha sido, sin duda, el más especial. Acompañar a un grupo de personas con discapacidad visual ha sido una experiencia inolvidable para explorar el archipiélago. De la mano de Destinos Accesibles, hemos guiado a este maravilloso grupo de personas que querían descubrir todos los secretos que esconden las islas.
Os preguntaréis: ¿cómo una persona con discapacidad visual puede estar interesada en la aurora boreal? Pues la respuesta os la daremos más adelante. Lo que sí os podemos contar es cómo nos hicieron notar que, mientras cosas cotidianas pasan desapercibidas para nosotros, ellos son capaces de mostrar la importancia que tienen.
Desde lo que ellos llamaban el “regalo” del aire que se respira en las islas, hasta el placer de escuchar los crujidos en el interior de las casas de madera en un día de tormenta, pasando por la libertad de correr y gritar por las playas de aguas gélidas del Ártico.
Ha sido un viaje a través del tacto, los olores, los sabores y los sonidos.
Por ejemplo, uno de los momentos más mágicos fue en el museo de ballenas en Nusfjord, donde hay un esqueleto de ballena que pudieron tocar, haciéndose así una idea de su inmensidad. Cosas que damos por hechas, ellos nos mostraban lo especial que es descubrir el tamaño de una ballena y sus huesos por primera vez.
Otra visita memorable fue al museo vikingo de Borg. Convertirse en vikingos por unos momentos fue de lo más gracioso, y pudieron hacerse una idea de cómo vivían tocando toda la exhibición, además de escuchar las historias. El olor a canela que impregna todos los cafés de las islas también fue significativo. Allí siempre es buen plan degustar sus fabulosos bollos o parar en algún restaurante y probar el famoso skrei. A través del sabor, también viajaron al Ártico.
Otra experiencia especial fue nadar en las aguas gélidas después de estar en la sauna nórdica, con temperaturas de menos de 10°C de las que no querían salir. Esa sensación de libertad, en lugares desconocidos y con un clima poco benévolo, fue algo que valoraron profundamente.
Auroras y Renos
Sin embargo, si hay dos elementos clave en las visitas a Lofoten, son las auroras boreales y la interacción con la comunidad sami y los renos.
La respuesta al interés por la aurora boreal está en la mística que envuelve el fenómeno. Tal y como nos contaba nuestra guía Nina, les narraban el movimiento, los colores, el entorno... Fue un momento mágico en el que algunos decían que incluso podían olerla o escuchar un sonido en las orillas de la playa de Myrland.
El contacto con el animal ártico por excelencia, el reno, fue otro punto culminante. Durante la visita a los samis, los animales interactuaron mucho con los visitantes, y no es casualidad. Se dejaban acariciar el fino y denso pelaje, así como las astas, siempre sensibles. Mientras tanto, en el lavoo de los samis, escucharon de primera mano las historias de Laila, una mujer sami con raíces profundamente arraigadas en la comunidad indígena del norte de Escandinavia.
Aún estamos asimilando todos los momentos vividos durante estos días, en los que, día tras día, aprendimos una lección de vida: cómo valorar las cosas sencillas nos hace mucho más felices.
Estamos seguros de que este será el inicio de muchos más viajes al Ártico, para hacerlo más accesible.
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